19 de julio de 2009

Pérdidas

Es curioso, a los sujetos nos incomoda bastante perder un objeto.

Sin embargo, las pérdidas más difíciles, complicadas o dolorosas no son de objetos…

Podemos perder el norte, la brújula, el rumbo.

Solemos perder la paciencia.

Tenemos que sufrir la pérdida de partidos, y finales, muy importantes.

En algún momento perderemos a un amigo, un familiar, o al amor de toda la vida.

Perdemos a nuestros padres, tarde o temprano.

Y nos damos cuenta que quizá hemos perdido el tiempo.

Los afortunados, en algún momento perdemos la cabeza por el sentimiento más poderoso del mundo.

Solemos perder la compostura.

Muchos perdemos la línea (como cuestión de peso, o estilo).

Nos preocupa perder nuestra gran oportunidad, porque si no la vemos se nos va el tren del destino.

Podemos perder la perspectiva, y con los errores las pérdidas se multiplican.

A veces perdemos el foco, la concentración.

Y la peor pérdida de todas: la vida.

Debo buscar un final distinto, para evitar el dramatismo. No quiero perder lectores.

Por eso digo que, aunque eso último estuvo fuerte, es una verdad ineluctable.

Siempre me gustó esa palabra. Ineluctable. Algo contra lo que no se puede luchar.

La aprendí en 1989. Estudiando en el escritorio de mi viejo, con mi mejor amigo.

Me alegro de no haber perdido el registro de ese momento.

Por eso no pierdo la esperanza.

Trado de cuidarla y mantenerla, en todo momento.

Creo que se me puede perder cualquier cosa, menos la esperanza.

Porque el día que se evapore la esperanza, ya estaremos totalmente perdidos.

14 de julio de 2009

Tiempos

Algunos se pasan años preparándose para afrontar situaciones que duran solamente minutos.

Otros en un minuto toman una decisión que los impactará por años.

Algunos piensan durante mucho tiempo qué harán en el futuro lejano.

Otros sólo hacen lo que pueden y quieren ahora mismo, sin preocuparse por el futuro, que en realidad no existe.

Algunos tensan las cuerdas hasta que se cortan.

Otros no se deciden jamás a ponerse a prueba; van silbando bajito, haciéndose los distraídos.

Algunos esperan siempre el momento ideal.

Otros saben que no existe, y no postergan decisiones.

Algunos se preocupan por no perder el tiempo, tratando de hacer algo en todo momento.

Otros están convencidos de que el tiempo de ocio es la mejor inversión.

Algunos tratar de ganar tiempo.

Otros saben que, así, lo están perdiendo.

Algunos saben que no queda mucho tiempo.

Otros no se dan cuenta, creyéndose inmortales.

Mientras están los que quiere que el tiempo se detenga y no los condene, en la otra vereda hay quienes se dedican a verlo pasar.

Para algunos, el tiempo pasa rápidamente.

Para otros, transcurre lentamente.

Para todos, inexorablemente.