24 de abril de 2008

Simple o complejo

Alguien me dijo que tengo que escribir textos más simples en este blog (Me acordé justo después de escribir "El valor de los valores").

Su comentario me dejó pensando, porque eso creo que hago la mayor parte del día, para tener con que vivir.

Entonces, si tengo este blog para jugar, mejor sigo como hasta ahora.

La única pena es que perderé un lector.

O ganaré su fidelidad, porque volverá periódicamente a ver si he cambiado.

Hasta quizá se suscriba para recibir los textos por correo electrónico.

Se obstinará en verificar si cambio o no.

El comportamiento de las personas, las relaciones humanas y el lenguaje tienen al menos algo en común: podrían ser tan fáciles, pero siempre alguien los complica.

El valor de los valores

¿Cuánto vale tener el valor necesario para hacer, o dejar de hacer, algo?

Probablemente valga casi lo mismo que guiar nuestro comportamiento con los valores morales acertados.

Tanto el valor como valentía, como los valores como códigos y principios de conducta, son conceptos muy importantes. Vale la pena tenerlos en cuenta en todo momento.

Sin embargo, el valor como expresión de lo que cuesta algo tiene un sentido un tanto desagradable o molesto. Es que nos recuerda algo muy arraigado en el mundo moderno: casi todo tiene precio, y por lo tanto tiene que pagarse.

Brindo por los que tienen el valor y cuentan con los valores necesarios que les permiten no tener precio.

Para mí, esa es la gente que realmente vale.

19 de abril de 2008

ABC de la vida

Empezó como un juego en el auto, siguió en la casa, y ahora en el blog...

Este es el primer texto en colaboración en Juego de Palabras, con ocurrencias de la familia entera, liderada por mi hijo.

Se trata de una primera aproximación a lo que el abecedario nos "dicta" sobre la vida:

A amor y abrazos
B besos
C caricias y cariño
D dedicación (aunque mi hijo dijo distancia)
E esfuerzo y estupendo
F felicidad
G gratitud
H honestidad
I imaginación
J jugar
K al que se le ocurra, nos avisa :-)
L la energía (con trampa, pero linda idea de mi hijo)
M mamá y mariposa
N niño y nuestro
O ojo al piojo
P papá y paciencia
Q querer
R reir
S sabiduría
T tranqulidad y talento
U unión
V verdad y velocidad
W what?
X xilofón? No... mejor lo dejamos en blanco
Y yo te quiero mucho con todo mi corazón
Z zas, se nos terminó el juego...

9 de abril de 2008

Decí que sí, por favor, y ¡vamos todavía!

Una de las maravillas del lenguaje es que lo permite prácticamente todo.

Si bien a veces las palabras son escasas, y en ese momento son los gestos y las acciones los que realmente transmiten los mensajes, en términos generales el lenguaje tiene un poder estupendo.

Es la herramienta que permite que nos comuniquemos.

Que unos y otros entremos en contacto e intentemos ponernos de acuerdo en temas menores y de los otros, como qué es el mundo, qué somos nosotros, para qué estamos y qué debemos hacer para que nuestro paso por el planeta sea placentero, beneficioso y provechoso.

Las palabras tienen una fuerza tremenda, que puede ser utilizada para transformar, convocar, consensuar, lograr adhesiones.

Son como una varita mágica, a la que todos tenemos acceso. El secreto mejor guardado, porque está a la vista (y el oído) de todos, pasando desapercibido para muchos.

Debemos usar el poder maravilloso del lenguaje con cuidado, mesura y buenas intenciones. Aún cuando es gratis, como casi nada.

Entonces, empecemos por promover el uso de algunas palabras.

El ejercicio es simple: elegí tres palabras que consideres que tengan un efecto positivo, o que parezcan útiles para transmitir mensajes y vibraciones favorables para quienes nos rodean.

En otras palabras, tres que tengan buena onda.

Las podés sacar de tu mente, de tu corazón o del diccionario. Hay miles, aunque lo mejor es empezar con solo tres o cuatro.

“Alegría”, “esperanza”, “optimismo”. Cualquiera que te guste, que te haga sentir bien y que pueda ser utilizable en un diálogo hoy mismo.

Una vez que decidiste qué palabras transformadoras usarás, es el momento de pasar del pensar al actuar.

Hoy verás muchísimas, muchas, varias o algunas personas.

Probá tus palabras, recordando que son una varita mágica.

Sólo sirve el ejercicio si empezás a utilizar las palabras hoy mismo. El secreto se desvanece en instantes, así que aprovechá el tiempo.

Lentamente, verás qué resultados se obtienen. Hay que tener paciencia, porque lo inmediato a veces demora.

Si conseguís una sonrisa o una buena reacción, el esfuerzo habrá sido ampliamente meritorio.

Eso sí, hay que tener cuidado con algo importante: para que la magia perdure hay que evitar algunas palabras.

Considero mejor eludir su enunciación, para que este mismo mensaje mantenga su carácter positivo.

Lo que sí puedo decirte es que, como en un imán, hay palabras que pertenecen definitivamente al polo positivo. Del otro lado, está el polo opuesto. Cualquier palabra que uses de ese “otro lado”, que atraiga lo que es mejor que esté lejos, hará que la varita mágica se esfume.

Entonces, recordá: hay que usar el poder transformador de la palabra con cuidado, mesura y buenas intenciones.

¿Lo vas a hacer?

Decí que si, por favor, y ¡vamos todavía!