10 de abril de 2010

Ser y parecer

Nos puede tomar toda la vida darnos cuenta quienes somos o queremos ser.

En el proceso de despertar o acercarnos al ideal, a veces parecemos -deliberadamente, o por error u omisión- lo que somos parcialmente, o lo que otros esperan que seamos y en realidad no somos.

En este camino confuso pueden pasar situaciones muy curiosas.

Lo auténtico puede resultarle a otros solamente una apariencia.

O el personaje puede volverse tan fuerte que eclipsa la identidad del actor.

La identidad y la imagen se mezclan, entonces el fondo y la forma se vuelven difíciles de diferenciar.

Si pasa esto último debemos ver donde está el marco del cuadro. Apreciar el contexto para reforzar o recuperar la capacidad de darnos cuenta si estamos en la tela pintada o la estamos observando.

Con suerte, decisión y firmeza, podemos lograr el privilegio de la victoria del ser sobre el parecer, y aseguramos de tener el pincel en la mano y decidir qué color, forma y estilo tiene y tendrá nuestra propia vida.