29 de agosto de 2010

La gente y sus líos

Hay quienes siempre andan en líos.

Los arman.

Los buscan.

Los reciben.

Los heredan.

Los comparten.

Los esquivan.

Los enfrentan.

Los transfieren.

Los agrandan.

Los esconden.

Los niegan.

Los minimizan.

Los sufren.

Los analizan.

Los ignoran.

Los transforman.

Los disfrutan.

Y algunos pocos, los resuelven, los encausan o los reducen.

Empecemos a pensar qué haremos con el próximo, antes que se venga encima.

6 de agosto de 2010

Situaciones extremas

Aún sin haber pisado nunca un cuadrilátero, ni jamás haber estado cerca de uno, podemos saber lo que es estar contra las cuerdas.

No hace falta tener experiencia directa como zaguero para entender la importancia de tirar la pelota a córner en situaciones extremas.

Hollywood nos ha enseñado con cientos de películas lo que es estar touché en esgrima.

Comprendemos lo que significa que falte poco y que tenga la pelota el que nos puede clavar un triple que defina el partido, siendo responsables por la marca.

A veces podemos sentirnos así, caminando en una cuerda floja, a 20 metros de altura, sin red, con una pierna que empieza a picar y la otra a temblar por el peso de las circunstancias.

Frente a frente con un gran desafío.

De cara a la desagradable sensación de que nos pueden meter un golazo. Que podemos perder un partido, un clásico, el honor.

La humillación como una posibilidad inmediata, que requiere de una acción heroica, espectacular, sobrehumana e impostergable.

Es ahora o nunca. Y la cosa está fea.

En esos casos, hay quienes recurren a lo que algunos llaman el “fuero íntimo”, la energía sagrada, el orgullo que está guardado en algún lugar del cuerpo. Se la juegan toda con amor propio.

Algunos buscan ayuda metafísica en el creador, en la energía cósmica, en los duendes, lo que sea... el apoyo viene de afuera, no de adentro.

Otros actuarán con frialdad, como si fuera una situación normal y habitual. Que pase lo que tenga que pasar. Rápido. Después vemos.

Varios no tendrán problema, ya que pensarán a quién echarles la culpa por lo sucedido si les va mal. Ya el asunto no es personal, un escudo protector les saca el problema para que sea de otro.

El miedo puede paralizar a varios, que con cara de “me quiero ir con mi mamá” tendrán una necesidad urgente e imperiosa de que el desafío termine para ir corriendo, con ganas de llorar, a que los proteja la única persona que puede entenderlos y perdonarles todo.

¿Y vos, de qué lado estás? ¿Y Usted, cómo es en estos casos?