29 de diciembre de 2009

El momento justo

Mientras algunos creen que su mejor momento ya pasó, otros lo esperan eternamente.

Quienes son los campeones del "algún día lo haré" no saben que ese día no llega nunca; por el contrario, uno mismo debe salir a buscarlo.

Hay personas que vuelven reiteradamente a lamentarse por lo que hicieron o dejaron de hacer (o lo que le hicieron, o lo que creen que le hicieron) en algún momento que fue presente y hoy es pasado, a veces bastante lejano.

Arruinar un momento presente, propio o ajeno, por algo inmodificable que quedó atrás impide pensar hacia adelante. Estanca. Nos detiene sin sentido en el ayer.

Para esa gente este es el momento justo de cambiar y empezar a construir el futuro.

La vida es demasiado corta para congelarse en el pasado.

Justo ahora lo escribo, en este momento que se esfuma y que solamente será un recuerdo fugaz, que se esconderá bajo miles más, y quizá algún día sea un ratito de presente para alguien, frente a una pantalla, o para mi, cuando algún día participe en el peligroso juego de ver como pensaba cuando todavía no era del todo lo que ahora soy.

Quizá ese día yo mismo me arrepienta de lo que hice en el pasado, y este texto me ayude a salir de la trampa del recuerdo inmovilizador.

20 de diciembre de 2009

Idas y vueltas

Para volver es necesario, primero, haber partido.

Con el regreso podemos confirmar lo que quedó en el lugar de origen, cómo cambiaron ciertas cosas (y personas) y de que manera muchas otras se fueron, con nosotros o después (si es que alguna vez estuvieron).

Generalmente la distancia en el tiempo y el espacio afecta nuestros recuerdos; la memoria destaca las virtudes de los orígenes, salvo en el caso de quienes deben renegar de ellos para validar sus decisiones. Estos últimos son quienes exaltan el registro de lo negativo para convencerse a si mismos que hicieron bien en partir.

Estar de vuelta implica, entonces, refrescar la mente y actualizar nuestras impresiones y sentimientos.

El asunto se complica cuando uno va y vuelve muchas veces y a varios lados, ya que puede llegar a un punto en el que ya no está muy claro si estamos yendo o volviendo.

En medio de la confusión, el redescubrir de dónde somos puede darnos el beneficio del renacimiento.

Lo más probable es que el paladar perciba lo agridulce del entorno.

Lo dulce es que podemos nuevamente ser y sentirnos parte del lugar donde nacimos y la gente con quien crecimos.

Lo agrio: saber que el partir comenzó y se reiniciará con la renuncia -temporal o definitiva- a quedarnos.

En ese proceso de renacimiento podremos iniciar una nueva interpretación del gesto más famoso de ese período de la historia, el de la Gioconda... y especular que ella (o él) quizá no sabía en el balance de un regreso si debía sonreir o no con lo que se encontró al momento de llegar a "su" mundo. Y apretó los labios mientras pensaba si estaba de ida o de vuelta...

16 de diciembre de 2009

Por esto o por lo otro

Llorar por una película.

Reir por un gesto o comentario de un niño.

Pensar por una frase cruel.

Hablar por hablar.

Pasar por las dudas y volver con alguna certeza.

Recordar por una foto.

Filmar por ansias de capturar un minutito de vida.

Extrañar por la falta de su abrazo en la ciudad que no es lo mismo con su ausencia.

Mirar por el espejo retrovisor de la vida mientras vamos por la autopista.

Volar por necesidad de ir y volver lo más rápido posible.

Recorrer por enésima vez los caminos que conocemos de memoria.

Aceptar por fin que hay errores que seguiremos cometiendo.

Conseguir un cambio por perseverancia.

Pensar por qué y para qué, una vez más.

Llamar por las dudas nos necesite.

Recordar por dónde andaban nuestras ilusiones.

Luchar por un ideal.

Claudicar por pragmatismo.

Recuperar la ilusión por su misma energía.

Multiplicar por mil la esperanza.

Dividir por cero la bronca y la impotencia.

Empezar por algo, de a poco.

Olvidar por qué el destino cambió de dirección.

Buscar por todos lados la respuesta que nos falta.

Seguir adelante por los que hacen que seamos quienes somos.

Andar por las nubes para encontrar las raíces.

Escuchar por respeto a la voz de la experiencia.

Entender por qué si, por qué no, o por qué quizá.

Descubrir por dónde le entra el agua al coco.

Callar por prudencia.

Sonreir por complicidad.

Divertirse por estar con los amigos.

Reconfirmar por qué somos así.

Andar con calma por la vida, por estilo y preferencia.

Decir lo que uno piensa, con cautela, por saber que es la forma de respetarse a uno mismo.

2 de diciembre de 2009

Declaraciones

No te propases, dijo el límite.

Hay que aceptar las cosas como son, dijo la rebeldía.

Mejor no darle muchas vueltas al asunto, dijo el compás.

Hay que disfrutar el momento, dijo el segundero.

Confieso que me gusta ser protagonista, dijo la rueda de auxilio.

Yo te lo cuido, dijo el dormilón.

Doy para mucho más, dijo la resta.

Hay que guiarse por los sentimientos, dijo la computadora.

Yo me adapto bien al cambio, dijo el cuadro.

En la vida hay que andar sin vueltas, dijo el planeta tierra.

Hoy me agarraste seca, dijo la luna.

Lo mejor es ser transparentes, dijo el abogado.

Nuestro principal recurso es el talento humano, dijo el gerente de personal.

La innovación es la que nos llevará adelante, dijo el taquígrafo.

Te lo tengo listo en una semana, dijo el programador.

Elegí un poquito de cada opción, dijo el publicista.

A veces me falta chispa, dijo el fósforo.

Hagamos lo que creas más conveniente, dijo el cliente.

Hoy tenemos excelentes noticias, dijo el editorial del diario.

Se me hace agua la boca, dijo el pescado.

Hay que meterle gas al asunto, dijo el electricista.

En ese tema no me especializo, dijo el consultor.

Mejor no andar haciendo exámenes, dijo el médico.

Hay que dejarse guiar por el corazón, dijo el físico.

Mejor veamos lo que es posible, dijo el idealista.

Así está bien, dijo el perfeccionista.

Esta es mi noche, dijo el sol.

No tenés nada, está todo bien, dijo el dentista.

Lo voy a pensar con la cabeza, dijo la almohada.

Estoy seguro, dijo el meteorólogo.

Te cubre todo, dijo el corredor de seguros.

Yo no me aguanto todo, dijeron el papel, el blog, el blogger, el blogspot, el Twitter, el Facebook, el Google y todos los bits que forman lo que algunos llaman la sombra digital, que nos tragan a todos, a estas palabras y al poco de sentido común o especial que queda bien escondido en algún lado bien camuflado.