25 de mayo de 2009

Nueva Babel

En estos días he visto en varios territorios digitales –incluyendo blogs y redes virtuales- de amigos y conocidos que ocurre con frecuencia la mezcla que habitualmente se recomienda evitar en los asados y en las fiestas: distintos tipos y grupos de gente, todos en el mismo lugar.

A veces uno experimenta, pero los códigos no se comparten, y los resultados pueden ser peligrosos.

Generalmente los amigos o compañeros (claramente no es lo mismo) del barrio, de la escuela, del club, del trabajo y de distintos lugares de convivencia no compaginan correctamente. Ni que hablar si a la diferencia del espacio y el motivo de la relación se le suma la brecha contundente del tiempo.... Ya les ha pasado o les va a pasar. En algún punto se cruzan gente de épocas y situaciones diferentes en sus páginas.

Eso no está ni bien ni mal, al fin y al cabo una página en un sitio virtual no es un asado ni una fiesta. Alguien entra y si no le gusta o le interesa lo que ve, se va.

Todo el texto anterior en realidad es el contexto para lo que les quiero contar: hoy vi por primera vez alguien a quien se le ha convertido su página de Facebook en una verdadera Babel. Tres idiomas en la misma página, con gente que realmente no tiene absolutamente nada que ver entre sí. Esa desubicación digital me incluye a mi, claro está.

Todos conviven sin problemas aparentes.

Releo lo anterior y pienso en algunos comentarios que he hecho a amigos de sus blogs, y que me han hecho a mi: hay que escribir menos… los textos son muy largos.

Pero constato que me cuesta escupir conceptos e ideas sin tratar de darles alguna vuelta más o menos lógica.

Quizá el juego está en el contexto más que en el texto.

Por lo tanto, a falta de mejor explicación, creo que defino mi identidad digital por oposición: todavía no estoy listo para la generación Twitter. Ahí mi hallazgo hubiera sido expresado más o menos así: “Acabo de ver un sitio de Facebook que parece Babel. Hay comentarios y cadenas de diálogos en tres idiomas”.

En Córdoba diríamos: ¿y de ahí? (es decir, ¿y con eso qué?).

No estoy listo y quizá no lo esté nunca para el Twitter. Es muy breve. Se puede quedar en lo superficial. Es un exhibicionismo de más corto alcance, digamos, donde la frecuencia reemplaza al contenido. Y además, aumenta la “persecuta”. ¿Me siguen?

Por ahora me quedo con el contexto... y cuando no tenga más que decir o simplemente quiera que la gente me siga los pasos, largo con Twitter.

No hay comentarios: