Hay algunos que están siempre en la jugada.
Otros acompañan. A veces se meten en la discusión o solamente siguen por ahí cerquita, por las dudas haga falta su participación.
Están los que siempre tienen algo que opinar.
Y los que reflexionan con calma sobre lo que otros dicen.
Algunos viven en la efervescencia del protagonismo.
Otros prefieren actuar a predicar, y privilegian un perfil bajo.
Mientras algunos están dispuestos a calzarse los guantes en cualquier momento y salirle al cruce al primero que pase por ahí, otros tratan de tomar distancia y dejar que la película avance un poco.
Los combativos afectos al estrellato piensan que para que algo se arregle tienen que meterse en el asunto.
Los idealistas moderados tienen algo de fe en el tiempo y las circunstancias, que van acomodando o diluyendo algunos líos.
Allí se ubican los que tienen la sabiduría de elegir las batallas apropiadas.
Pueden determinar con gran precisión cuándo son llamados a ocupar el centro de la escena, o cuándo deben esperar a que el río recupere, solito, su propio cauce.
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