29 de mayo de 2008

Frotar la lámpara mental

De tanto en tanto, estamos tan concentrados en un texto que perdemos el contexto.

El pensamiento gira una y otra vez en torno a un mismo asunto, que pierde de vista el marco de la situación.

Nos empecinamos en ver una forma, y confundimos el fondo. O el fondo se funde con la forma, y perdemos totalmente la perspectiva.

Generalmente en esos momentos, cuando todo se ha vuelto muy confuso, decidimos desconectarnos. O simplemente lo hacemos, sin pensarlo.

Esa es una gran oportunidad para la mente. Ni bien baja de revoluciones, las ideas diferentes comienzan a surgir.

En un instante de calma, el río torrentoso nos da la oportunidad de ver por dónde cruzar.

Por lo tanto, si queremos encontrar la forma de frotar la lámpara mental, debemos acordarnos que el genio del ingenio aparece solamente cuando le damos un descanso a la máquina.

Es difícil lograrlo, pero hay que intentarlo.

Un par de minutos de paz y tranquilidad son un gran remedio para muchos temas que parecerían no tener remedio.

Cinco minutos, diez minutos, lo que sea.

Al fin y al cabo, si eso permite lograr el truco y "prender la lamparita", definitivamente vale la pena la dedicación.

Algunos le llaman relax; otros, meditación; algunos otros, relajación activa de la mente.

El saber popular usa rótulos como “desenchufarse”, “levantar el pie del acelerador”.

Sea lo que sea, con cualquier etiqueta que se use, es una búsqueda importante a la que nos tenemos que abocar.

Pero con cuidado, no vaya a ser que nos empecinemos tanto en la búsqueda que nos olvidemos para qué la comenzamos.

Hay que recordar cuál es el fin para que no nos pase como dijo sabiamente Quino una vez a través de una tira de Mafalda: “de tanto estar buscando la salida, nos olvidamos donde está la entrada”.

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