20 de agosto de 2009

Tierra y claridad

Es posible afirmar que cuando nuestros pies se ensucian con la tierra que nos vio nacer y crecer, la mente se aclara y ve mejor algunas cosas..

De local, los espejos toman otro rol, de retrato de Dorian Gray o de pasaje hasta un mundo donde todo se entiende con más facilidad, o donde las preguntas por responder son más esenciales.

Es por eso que desde la patria entiendo mejor un comentario sobre mis textos más recientes, rotulados recientemente como "melancólicos".

Es cierto. La distancia hace que los recuerdos sean, como las manchas del tigre, múltiples y confusos. Además, las peripecias del laberinto de la vida nos colocan, a veces, en situaciones más difíciles de entender que algunos de los cuentos de Borges.

Cabe preguntarse si la melancolía es buena o mala.

Creo que si tiene el tono quejoso de un tango, puede ser poética pero en definitiva obstruye la posibilidad del desarrollo personal.

En cambio, la melancolía buena es la que nos permite llegar a identificar quiénes somos realmente, dónde están y cómo son nuestras raíces, reales y virtuales, ya que de ellas dependemos para seguir en pie, y creciendo.

1 comentario:

Paula dijo...

Nunca he leído acá textos tangueros, sino reflexiones inspiradas e inspiradoras y que generan sonrisas frente a la pantalla! Saludos y feliz reencuentro!