Vivimos gran parte del día, de la semana y de la vida con el acelerador a fondo.
Andamos como choferes llevando a terceros de un lado para el otro. Nos dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a ellos, en lugar de a nosotros mismos.
De tan apurados que vamos, muchas veces nos olvidamos de poner el freno.
Algunos se dan cuenta de esto demasiado tarde, cuando están del otro lado (o se pegan un susto).
Mientras no estemos en ese grupo, hay que buscar la mejor manera de lograr poner el freno y hacer el cambio.
¿Qué suele hacer la gente?
- Unos deciden cambiar de ruta y quizá siguen igual, a mil y sin respiro. Son los que cambian todo para que no cambie nada.
- Otros tratan de usar el freno más seguido. Si lo logran, la máquina quizá no los lleve tan lejos, pero les dure más. Son los que aprenden a disfrutar de una travesía más lenta.
- Hay quienes (se) prometen cambiar y siguen igual. Primera mayoría, por lejos.
- Y hay otros que dan un volantazo tremendo. Frenan, se bajan y cambian totalmente. Ponen primera de nuevo pero de otra forma, descubren otro camino. Son los héroes de película, o de la vida real.
Miran, piensan, calculan.
Y mientras dura el mientras y las cuerda les da, siguen con el acelerador a fondo, no ponen el freno y postergan el cambio.
¿Y vos? (¿Habré querido escribir "y yo"?)
Este es un buen momento para pensar si vas a cambiar todo para que siga igual, si serás un transeúnte lento, si vas a seguir siendo mayoría en algo o si, finalmente, te transformás en el héroe de película que siempre quisiste ser.
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