10 de junio de 2008

Pensar, hablar, actuar

Algunos intentan ganarse el pan pensando para que otros hablen.

Otros no piensan antes de hablar. ¡Y se arma cada lío!

Están los que hablan como si nunca hubieran pensado. Y los que cada vez que hablan demuestran que pensaron bastante bien lo que dijeron.

Algunos piensan todo el tiempo y no se deciden a hablar nunca.

Otros piensan muy poco y hablan mucho.

Están los que casi no piensan, pero tampoco hablan.

Y los que piensan mucho y hablan un montón.

Algunos se dedican a pensar sobre lo que otros piensan, mientras otros piensan sobre lo que otros hablan.

Por su parte, están los que hablan sobre lo que otros piensan.

Alguien habla y piensa que lo que dijo es lo que piensa, y que los otros entendieron lo que dijo, y lo que piensa. Y está equivocado. Pero nadie se lo dice, y si lo hace, quizá el primero no pueda o no quiera entender lo que le dicen.

Y en la vereda del frente hay alguien que dice algo, piensa que nadie lo entiende, y resulta que fue el más claro de todos.

Mientras muchos piensan y dejan de pensar, y otros hablan y dejan de hablar para interrumpir, hay unos pocos que se dedican a hacer.

Quizá lo que hacen lo piensan bien. O no. Simplemente improvisan.

Pueden hacer lo que hacen para hablar de eso. O simplemente para hacerlo, para ellos mismos.

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