17 de febrero de 2008

Dicho y hecho

¿Cuánto es el trecho del dicho al hecho?

En algunos casos ese trecho es muy largo… quien se dedica a decir lo que hay que hacer, indicar por dónde ir y cómo proceder, declarar lo que hay que realizar y lo que no, pero nunca implementa lo que dice, generalmente pierde su credibilidad. Puede ser muy sabio en sus consejos, pero, al no aplicarlos, les quita su valor... al fin y al cabo, ¿por qué no hace lo que dice?

En otros casos, el trecho del dicho al hecho es bien cortito… Quien hace lo que dice suele ser respetado por consecuente, congruente. Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo de su forma de pensar y de su comportamiento, pero al menos comprueba que sigue los dictados de su propio librito. Genera cierta admiración por hacer lo que dice que se debe hacer. Pero solamente gana el respeto de los demás si su forma de pensar y de actuar es la correcta.

Yo prefiero a los que entran en una tercera categoría: los que no tienen trecho que cubrir del dicho al hecho, porque hacen sin andar predicando las razones o motivos de sus comportamientos. No andan dando consejos por todas partes, pero actúan de la manera correcta. No son opinadores de todo, pero si alguien les pregunta algo, tratan de guiar al preguntón a que encuentre su propia respuesta, de la mejor manera posible.

Para estos últimos, los riesgos de perder credibilidad son mínimos, y nadie los considerará desubicados por andar dando consejos por todos lados, sin que se les haya preguntado nada. La magia está en encontrar este tipo de gente, y saber qué y cuando preguntarles para aprovechar su sabiduría.

Y usted, ¿en qué grupo está?

1 comentario:

Valeria dijo...

Dario,
Estoy en la disyuntiva entre enojarme porque no me incluiste entre tus posibles lectores y alegrarme porque finalmente tendre algo entretenido para leer...
Como soy una mujer optimista elijo alegrarme y felicitarte por el comienzo del blog!!
Por cierto me gustaría ubicarme en el tercer grupo, pero no estoy segura de haberlo logrado... seguiré intentándolo.
Besos y éxitos!